El vandalismo contra el mobiliario urbano cuesta al Ayuntamiento 118.000 euros al año
Las pintadas y los grafitis, un fenómeno al que han sucumbido las grandes ciudades, aparecen por doquier en muros de edificios públicos, centros educativos, paseos marítimos, viviendas particulares o cabinas telefónicas. Sus autores aprovechan la noche para actuar a hurtadillas evitando así ser pillados 'in fraganti' por la Policía Local o por los ciudadanos con los coloridos spray en mano. A esta dañina moda para el mobiliario urbano y el bolsillo de los contribuyentes, se suman otras prácticas que mantienen algo desbordados a los Servicios Operativos del Consistorio.
Actuaciones
La rotura de bancos -incluidos los de piedra natural-, elementos ornamentales como fuentes o estatuas, jardineras y aseos públicos están casi a la orden del día, junto al robo de tapas de arquetas y los desperfectos habituales registrados en vallas, cerramientos, puertas de acceso y cerraduras de colegios públicos y de dependencias municipales. La reparación o sustitución, incluido el desmontaje y la retirada del material defectuoso, la mano de obra y el posible uso de maquinaria y de materiales auxiliares le cuesta a la ciudad unos 40.000 euros al año.
Los parques públicos, en especial los alejados del centro urbano donde se congregan jóvenes a diario y, sobre todo, los fines de semana por la noche, se llevan la peor parte. Buen ejemplo de ello son los 33.000 euros que se gastan al año en su adecentamiento y arreglo. Los de El Ángel, El Calvario, El Capricho, Xarblanca, La Torrecilla y El Retiro -este último en San Pedro- suelen amanecer con notables desperfectos. Éstos van desde daños y robos en los sistemas de riego -como aspersores o tuberías de goteo- a pintadas en los juegos infantiles y en el mobiliario urbano. Los bancos y las papeleras se han convertido también en objetivo de los vándalos, quienes no dudan en romperlos; mientras que en el caso de los árboles plantados llegan incluso a arrancarlos y robarlos. El Ayuntamiento también destina otros 45.000 euros anuales a sustituir los armarios de cuadro de distribución dañados o las luminarias rotas. En este apartado, también destacan el robo de tapas de las arquetas y del cableado eléctrico en zonas periféricas -tanto en viales primarios como secundarios- y desperfectos en las duchas públicas y fuentes ornamentales. La rotura de luminarias y cristales se registra en parques, en reuniones nocturnas.
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